sábado, 10 de marzo de 2018

PARA SERVIR A DIOS QUE NECESITAS


¿Ha descubierto usted ya eso?

 ¿Ha tenido usted alguna vez un proyecto favorito que sentía usted sinceramente en su corazón que sería algo maravilloso para glorificar a Dios?

Hasta es posible que encontrase  usted  algo  en  las Escrituras que justificase su deseo y era tal que estaba usted convencido de que era la voluntad de Dios que sucediese, pero Dios sopló sobre esa actividad y se desmoronó y todo salió mal, por lo que tuvo usted que enfrentarse con el hecho de que sus preciados planes para hacer algo para Dios se habían desintegrado totalmente. 

Habia un joven que estaba pasando por un período de resentimiento y amargura precisamente por esta misma razón. Estaba seguro de que sabía lo que Dios quería que él hiciese sobre un asunto determinado y había decidido que era conforme a la voluntad de Dios.

 Sentía además que podía prever de qué manera iba a obrar Dios e incluso le había dicho a algunos amigos que Dios iba a hacer una cosa concreta, pero todo se vino abajo.

 Me dijo: "Le confieso que siento que Dios es injusto y que no apoya lo que dice. Hablando sobre el tema, resultó evidente que estaba pasando por una prueba como la que pasó David, que también tuvo que aprender  y la muerte de Uza es un constante testimonio de que Dios no está nunca dispuesto a hacer concesiones al respecto. No es su labor seguir nuestro programa, pero sí es nuestra labor tener tal relación con él que nos guie de modo que llevemos a cabo su programa.

El deseo que sintió David en su corazón de construirle un templo a Dios. El arca había estado en el tabernáculo, que no era más que una vieja y destartalada tienda de campaña, de modo que David razonó consigo mismo diciendo: "Yo vivo en una preciosa casa de cedro y el arca de Dios tiene que morar en una vieja tienda. ¿Por qué no le construyó una casa a Dios? (7:2) Cuando el profeta Natán se enteró animó a David a que lo hiciese, pero Dios le envió un mensajero a Natán diciendo: "No, eso no está bien. La razón era que David era un hombre de guerra y solo Jesucristo o, según los términos del Antiguo Testamento, alguien que representa a la imagen de Cristo como príncipe de paz, construirá jamás el templo de Dios entre la humanidad. 

 David había sido el escogido para representarle como el rey que había conquistado a todos, de modo que Dios decidió que "no, no será David quien construya el templo. Dios rechazó el plan de David de edificar el templo, aunque la suya había sido una buena intención, sincera y seria, pero David no era capaz de aprender la lección de Uza. Tenemos en este capítulo un precioso ejemplo acerca de la obediencia de David, que adora a Dios y acepta sus decepciones y el tener que cambiar sus planes. Está de acuerdo en que Dios tiene razón y en que el que debería de construir el templo sería su hijo Salomón.




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